jueves, 3 de abril de 2008

Tierra en los piés

Los ruidos de la ciudad [el tráfico, la televisión vecina, amigos gritando en la calle] desaparecen y las luces [los faroles, helicópteros patrulla, autos que pasan] que atraviezan las ventanas se oscurecen y los olores químicos son lo primero en irse. Marco se desvanece de su cama...

Es el cuarto día de caza; Marco ha seguido al venado por tres días; hace dos días que sus compañeros debieron volver. El sol está en todas partes y el calor viene desde el cielo, desde el suelo, con el viento. Marco puede sentirlo todo bajo sus pies,cada grano de arena y cada piedra bajo sus dedos; Marco es conciente de ellos. El sonido del viento entre los pastizales, las cigarras, la respiración del venado, el corazón del venado. Cuando Marco regrese con el venado habrá fiesta en el campamento, tocarán los tambores, fumarán las hierbas y beberán los brebajes...y comerán la carne, curtirán el cuero, harán flautas con los huesos y medicina con la sangre.
Cuando se acerca el momento todo cambia. El universo deja de ser universal y se convierte, primero, en solo el venado y Marco. Luego Marco comienza a buscar el blanco exacto para su lanza, puede escuchar la sangre correr por el cuerpo del venado y localizar su corazón; el universo es solo el río rojo que da vueltas y vueltas. Marco tiene una sola oportunidad de dar en el corazón, está agotado y si tuviera que perseguir al venado no tendría energías para volver; el universo es el río rojo y la punta de la lanza; el universo no tiene la limitación del tiempo, siempre ha sido y seguirá siendo LANZA y SANGRE..un momento eterno. Hasta que la destrucción debe llegar, la muerte, el fin, el ciclo, el río rojo se desbordará pero volverá a correr pronto, transfigurado. La lanza se arroja contra el río, son uno solo. Suenan los tambores y alumbran las llamas.
Marco se despierta en su cama de resortes en su habitación de concreto. Los relojes chillan y atravez de las paredes se escucha el comienzo del matinal en la pieza del vecino. El tráfico corre y las bocinas insultan...Marco se toma las pastillas blancas amargas y deja de desear la caza. Desayuna una salchicha congelada

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