sábado, 11 de junio de 2011

Nitro llegó al café 15 minutos antes como estaba planeado

Nitro llegó al café 15 minutos antes como estaba planeado. Se sentó en los sillones y pidió un cortado doble cargado, un cenicero y azúcar. Cuando se los trajeron posicionó el café a la derecha y el cenicero a la izquierda y el azúcar entremedio. Ésas eran las señas que debía dar.

Según su reloj, a las 14:29 entró Glicerina, en su reloj también decía 14:29.

Glicerina sujetaba en su mano izquierda un marlboro rojo y en la derecha un encendedor a gas café.

Se reconocieron inmediatamente y las señas del orden de la mesa y los cigarros fueron solo para confirmar.

Glicerina se sentó frente a Nitro y dijo el código

-A una primavera en calma

-Siempre le sucederá un verano fatal. Nitro sujetó la mano de Glicerina y saltaron chispas que chamuscaron las servilletas.

Nitro le pidió un cigarro a Glicerina y le invitó un café. Estuvieron toda la tarde y toda la noche enamorándose como jamás volverían a enamorarse.

Cuando los echaron del café al pie del edifico de oficinas y nadie más andaba en las calles se miraron a los ojos, vieron el sol escondido más allá de la retina y se besaron entre explosiones.

viernes, 27 de mayo de 2011

Bailando Con los Electrodomésticos

Vienes sola?


Me acerqué a ella sin ningún plan, que es como siempre solía acercarme a ellas, no , mentira, siempre debo tener un plan, siempre se debe tener un plan. Le dije “vienes sola?”, haciendo uso de algo tan viejo que llegaba a ser cliché. Ambos nos dimos cuenta de lo ridículo que soné. Luego de las risitas algo hizo click en ella, dio una larga y contemplativa calada a su marlboro. .Eran estos actos los que encontraba más atractivos. Fue una profunda inspiración, sin perder de vista mis pupilas, viendo más allá de ellas y luego, exhalándolo todo en mi cara subió una ceja y dijo "Si ¿y ahora qué?" amenazante y coqueta, violenta y dulce. Conocía mis limitaciones.
Y yo me quedé paralizado, para ser honesto jamás creí que ella ni siquiera se molestaría en responderme. Incluso luego me ofreció un cigarro y cuando fui incapaz de encontrar mi encendedor ella misma me
dió fuego.
Intenté diferenciar entre el olor a tabaco y su perfume, pero me fue imposible, ambos olores eran tan agradables para mí que solo pude fundirlos, así para siempre.