miércoles, 3 de junio de 2009

En Climas Bipolares

Primero se despertó, luego abrió los ojos. Incluso la penumbra selvática que reinaba en la pieza le causó un profundo y agudo dolor, como inyecciones en los costados del cráneo. Cerró los párpados con fuerza, para sólo conseguir más dolor al hacerlo. Su cuerpo era más con un conjunto de piezas separadas que una unidad. Se sentía como un monstruo de Frankenstein mal armado; como un zombie con las articulaciones rotas.
Lentamente y de forma reptiliana estiró su brazo derecho hacia el velador a un costado de la cama, buscando sus lentes oscuros. Golpeó la lámpara, botó el control remoto pero encontró los lentes. De la misma forma en la que movió su brazo se puso los lentes. Abrió lentamente sus párpados y pudo oír como rechinaban y hacían un ruido similar al de piedra contra piedra. Sus ojos eran como la tumba de Jesús, pensó.
Pudo ver. Pudo ver que veía. Pudo ver que veía bien. Una buena señal. Mentalmente revisó el estado y posición de su cuerpo sobre la cama. Se sentía hinchado, pegajoso y colorado; estaba acostado de espaldas como un vampiro junto a una mina. ¡Junto a una mina! Pero estaban completamente vestidos. Herzog lamentó eso. Vio que era la que quería que fuese, la pequeña rubia de pelo corto con buenos dientes. Se hizo conciente de estar vestido y sintió como sus pies ardían dentro de las botas. Era invierno y el polerón lo asfixiaba y la chaqueta lo oprimía. De la misma forma que un vampiro se levantó elevando el torso y exhalando. Sintió como su cerebro se movió dentro del cráneo golpeándose con las paredes.

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